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Retos educativos del diseño de información


Presentada como una disciplina relativamente nueva, el diseño de la información ha surgido al calor de los tiempos actuales, que exigen esfuerzos específicos a la hora de presentar y distribuir la información dispuesta para ser compartida y difundida.


A la luz de ciertos problemas como la “infoxicación”, producto de la multiplicación de datos, fuentes, velocidad de transmisión, desde los campos del Diseño y la Arquitectura de la Información se han desarrollado estrategias para organizar, seleccionar y presentar la información de manera adecuada para su comprensión. Este artículo se ocupa de abordar algunos aspectos del fenómeno expuesto.

Desafíos del caudal informativo

A lo largo de las últimas décadas el Diseño de Información (InfoDesign) se ha ido perfilando como un área estratégica de las producciones visual-verbales del Diseño Gráfico contemporáneo, donde se combinan y resignifican campos tan disímiles como los sistemas de representación científica, la comunicación periodística, la generación de documentos públicos y privados, la elaboración de contenidos y materiales educativos, etc.
Suele decirse que en el último decenio se ha generado más información que en todos los años anteriores de la historia de la humanidad; pero, a su vez, dicha información se encuentra desigualmente distribuida.

Muchos coinciden en diagnosticar las tendencias dominantes de la actualidad a partir de una ‘saturación informativa’, producto de la convivencia –que puede tomar la forma de una yuxtaposición o superposición no siempre armónicas– de datos, informaciones, comunicaciones por diferentes medios, como la televisión, la prensa, la radio, los libros, la web. Por ello, se alude a los individuos contemporáneos como aquéllos que se encuentran crecientemente “hiperconectados”.
Como indica Esteban Javier Rico, “Richard Saul Wurman acuñó el término ‘ansiedad informativa’ para describir el sentimiento que se apodera de la gente al enfrentarse a esa infinita cantidad de datos. A medida que el mundo se vuelve más y más interconectado, este sentimiento sólo puede empeorar, hasta que logremos dar con medidas eficaces para afrontarlo”.

Considerada como una forma de comunicación cuya peculiaridad es la preeminencia de la gráfica, la comunicación visual incluye desde la gestualidad inscripta en los cuerpos hasta las señales de tránsito, pasando por las imágenes de la televisión, las obras de arte, las fotos capturadas por una cámara digital... En pocas palabras: todo lo que vemos forma parte de este campo, que en tiempos actuales aparece redefinido por la emergencia de un lenguaje visual global, con fuerte protagonismo de Internet como forma de comunicación, sobre todo, gráfica. “Hasta el advenimiento de la era informática -explica Visentin- el mundo estaba repleto de productos y bienes tangibles, no existían casi los productos inmateriales. La era de la información y las telecomunicaciones, diferente a la época industrial, trajo consigo el aumento en la circulación y comercialización de bienes inmateriales e intangibles, esto es, bienes 'cargados' de información. De la necesidad de comprender estos bienes surge, entre otras, el diseño de información como disciplina”.


El diseño de información en la web 2.0

Internet significa hoy mucho más que una nueva herramienta tecnológica: la web se ha convertido en un espacio de intervención social y cultural que en los últimos años ha transformado el escenario de diversas actividades, entre ellas la educación. Por eso hay quienes afirman que Internet debe contarse entre los servicios básicos indispensables para el desarrollo cotidiano.

En este sentido, dentro de un contexto signado por la centralidad creciente de las denominadas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), la cuestión del ‘acceso’ se vuelve insoslayable: ¿cómo es posible facilitar el acceso a determinada información que transita por las redes? Dicho interrogante se relaciona estrechamente con los modos de elaboración, puesta en circulación y consumo en Internet. Si, como afirma Wurman, “la información es poder”, es preciso que se garantice el derecho de todo ciudadano a acceder a datos e información públicos.

Ahora bien, no se trata de concebir a los destinatarios (usuarios, ciudadanos, público en general) como receptores de mensajes producidos y acabados en instancias previas y desconectadas del proceso de descodificación, según la perspectiva que pone el énfasis en las acciones de diseñadores y visualizadores de contenidos como encargados exclusivos de la recolección de datos, análisis y presentación de los mismos. Dicho enfoque estaría reproduciendo la escisión entre ciudadanía e información, por medio del establecimiento de una nueva élite representada por quienes se ocupan de diseñar y visualizar la información.

En sintonía con los principios de la Web 2.0, un universo donde los wikis, los foros, blogs y spaces configuran nuevas formas de vincularse con la información, nuevos perfiles de usuario y, en definitiva, posibilidades de interacción inéditas, uno de los desafíos radica en convertir al destinatario en un sujeto activo, capaz de generar instancias para la creación colectiva de conocimiento.

El protagonista de la Web 2.0 es, sin dudas, el usuario que escribe artículos en sus blogs o colabora en un wiki. Como el punto de enfoque de las aplicaciones es el usuario final de la información, se suele afirmar que, más que una tecnología, la Web 2.0 es una actitud.

A partir de las transformaciones en la técnica dominante y de la relación de la sociedad con las matrices tecnológicas que se configuran históricamente, la educación y los modos de construcción de conocimiento no permanecen ajenos a los cambios culturales de los tiempos actuales, signados por la consolidación de la Web 2.0 en diversas prácticas cotidianas.

La posibilidad de cada uno de crear contenidos propios y difundirlos a través de Internet, la participación y la constante sensación de estar interrelacionados, la liberación del contenido para que pueda ser usado por otros, mezclado, modificado, reinventado, son procesos que suponen una forma de concebir y gestionar el conocimiento que difiere de épocas anteriores y de otros espacios educativos.

La Web en la era del 2.0 permite escribir textos en Internet y publicarlos al instante sin mayores restricciones materiales que las de poseer una conexión y estar digitalmente alfabetizado [1], posibilita subir fotos y abrir el mundo privado al entorno virtual que desde cada pantalla parece infinito. La web facilita la introducción de comentarios, opiniones y valoraciones acerca de escritos 'ajenos', y posibilita personalizar, por medio de una serie de herramientas, el diseño web. Todo en la fluidez de un click.

Según Juan Ignacio Visentin, “desarrollos como el vizlab.nytimes.com, citymurmuitn.org y gapminder.org permiten y facilitan la implicación del usuario definiendo parámetros, seleccionando datos y/o variables, incorporando series propias de datos, entre otros”.

Principales aportes del Infodesign

Hoy cobra importancia preguntarse cuál es la relevancia de la comunicación visual; qué implica facilitar la visualización de la información; cómo es posible favorecer la construcción colectiva y democrática del conocimiento en entornos virtuales. Campos como el Infodesign, la Arquitectura de la Información, el diseño de contenidos ingresan, en este punto, al epicentro de las discusiones.

“Las visualizaciones e infografías –destaca Visentin– no parten de la nada sino que están relacionadas incesante y constantemente unas a otras con sus antecesoras. Esta remezcla o ‘remix’ de informaciones y comunicaciones, como toda post-producción, favorece a la fusión de dos nociones otrora bien definidos (y separados): producción y consumo. El consumo (el uso de las formas) es también un modo de producción; o sea, el uso implica interpretación conduciendo así directamente a la reinterpretación, dando lugar a la reapropiación del objeto de consumo”.

En este sentido, “el information design es una disciplina transversal que reúne a comunicadores, diseñadores gráficos, arquitectos de la información, profesionales de las interfases, psicólogos sociales y educadores, con el objetivo de transformar la información compleja en información comprensible y útil para un determinado lector. Desde la transformación de largas series de cifras en un gráfico de curvas, de barras, o de torta (según corresponda, porque cada gráfica tiene una función específica y a cada una se adaptan determinadas series numéricas) a la transformación de un procedimiento en un diagrama de flujo o una imagen que nos permita identificar las partes del motor de un auto o una infografía que nos permita comprender cómo ocurrió un accidente, todos estos productos requieren por parte de su autor un análisis particular acerca de cómo serán leídos (cuáles son sus efectos potenciales), por quiénes (cuál será su audiencia) y con qué finalidad. No hay fórmulas ni diseños universales. Más bien, para poder garantizar una efectiva transmisión de la información, cada caso requiere un análisis específico por parte de un profesional del diseño de la información” (Leonardi).

El diseño de la información [2], por lo tanto, puede constituirse como una ayuda fundamental para el aumento de la capacidad de comprensión del conjunto disperso de datos que cotidianamente circulan. “El diseño de información (DI) tiene la ardua tarea de metabolizar, de analizar, de estudiar y de poner en común determinado tipo de información, y hacerla accesible psicológica y perceptualmente”, señala Juan Ignacio Visentin acerca de la circulación de la información, los saltos cognitivos y neurobiológicos y los desafíos actuales del diseño informacional.

El diseño de la información, en este sentido, es capaz de ponerse al servicio de la inteligibilidad de todo aquello que nos rodea. Concebido como un nuevo espacio de intervención del diseño, que implica una mirada hacia la organización de información para generar experiencias de conocimiento en los más diversos dominios (desde la investigación y la enseñanza hasta el entretenimiento), el diseño de la información cumple la tarea primordial de presentar el conocimiento y la comunicación de acuerdo con los parámetros colaborativos del entorno digital, que están orientadas a propiciar una navegación más autónoma por parte de sus usuarios.


La educación y el diseño de la información


Siguiendo esta línea, ¿cuál es la importancia del desarrollo del campo del diseño de la información, junto con el de las nuevas tecnologías, con relación a las posibilidades que representan para la educación? No se trata de aportes limitados a la forma de mostrar determinada información, sino de una completa redefinición del proceso de construcción de conocimiento.

Como esclarece Mara Leonardi, “lo que se perfila en el information design es el refuerzo de un modelo cognitivo particular, uno en el cual se privilegia la imagen y cierto tipo de inteligencia espacial, en términos de Howard Gardner. Por eso, la medida de la efectividad de sus productos no puede ser un parámetro universal. Diversas culturas cuentan con un desarrollo de la inteligencia espacial o una educación estética y visual diferente, incluso, las diferencias entre individuos al interior de una misma cultura pueden llegar a ser abismales (y no sólo dependen del grado de alfabetización sino de también de otras variables como el grupo etario o sociocultural).

En nuestros días el information design constituye todavía un campo en construcción que se está moviendo claramente hacia la estandarización de sus principales líneas y la identificación de sus principales inquietudes y problemas. Comienza a perfilarse como una disciplina de gran importancia en la era de la hiperinformación y sus productos pueden resultar de gran ayuda para los usuarios tanto a nivel de la vida social como de los quehaceres cotidianos. Esto siempre y cuando el infodesign acepte el desafío complejo que representa la necesidad de conocer e identificar las competencias de sus audiencias. Un desafío en el que también las ciencias de la comunicación, la educación y las nuevas tecnologías tienen una importante responsabilidad”.


Notas

[1] Hoy es posible hablar de la convivencia de distintos tipos de alfabetización: inicial, informática, audiovisual, multimedia, digital, múltiple... y la lista continúa. La alfabetización digital forma parte del marco más amplio de la alfabetización general, es decir, de los saberes y habilidades que el individuo debe poseer para poder desarrollarse social y laboralmente. Al introducir las transformaciones causadas por el desarrollo y expansión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y las prácticas y lenguajes a ellas asociadas, la alfabetización digital ha problematizado en gran medida el concepto de alfabetización. Este nuevo tipo de alfabetización se refiere al uso de entornos digitales y al manejo de información en formato digital y electrónico. El ámbito específico donde se lleva a cabo la alfabetización digital es el de las nuevas tecnologías.

[2] “No necesariamente el DI ha de estar asociado a lo digital, ni tampoco a lo estrictamente visual. Obviamente que hoy el mundo se ha "digitalizado" de tal manera que lleva a algunos a definir esta disciplina desde un ámbito digital, dejando de lado lo analógico, pero en esencia la información no es exclusivamente digital y/o analógica; la información, como bien diría Wiener, no es materia ni energía, es información, lo cual no hace más que reconocer su particular naturaleza. En última instancia, el ojo es el principal receptor de estímulos, por lo cual siempre nos esforzaremos en tratar de visualizar todo lo que nos rodee” (Visentin).

1 Comment

  1. Es cierto que hoy en día el hombre se inclina más por las imágenes, que de leer. Es uno de los retos de los comunicadores, el crear nuevas herramientas que eduquen y entretengan al hombre.

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